Neurolawyers: el surgimiento de los/as abogados/as del siglo XXI

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“Los rápidos avances en neurociencia y neurotecnología humana abren posibilidades sin precedentes para acceder, recopilar, compartir y manipular información del cerebro humano. Dichas aplicaciones plantean desafíos importantes a los principios de los derechos humanos y de la legislación en general, las que deben prevenir el mal uso o las consecuencias negativas no deseadas”. 

Por Hernán López Hernández

La sociedad actual está sumergida en la revolución constante de vivir en un mundo globalizado, en un consorcio en el cual las fronteras parecieran no existir y la información circulante en el ciberespacio nos resulta con frecuencia algo perturbadora, pues a diario nos encontramos con una realidad que constantemente navega en discusiones morales sobre el uso de Internet, cuestiones éticas sobre el uso de la máquina en labores que hasta hoy eran solo del ser humano y otros tantos debates bioéticos sobre el uso de la tecnología como herramienta de cura para enfermedades de la especie humana. 

En este contexto, un papel relevante va adquiriendo la neurociencia, también conocida como ciencia neuronal, la cual estudia, en términos generales, cómo se desarrolla, estructura y funciona el sistema nervioso, personificada en neurocientíficos que han centrado su investigación en el estudio del cerebro y su impacto en el comportamiento y las funciones cognitivas, quienes con los rápidos avances en neurotecnología han podido registrar, monitorear, decodificar y modular los correlatos neurales de los procesos mentales con una precisión cada vez mayor. Pero la neurociencia no solo se preocupa por el funcionamiento normal del sistema nervioso, sino también de las personas que tienen trastornos neurológicos, psiquiátricos y del desarrollo neuronal, identificando enfermedades como la depresión y el parkinson siendo ya hace varios años la inteligencia artificial motivo de numerosas investigaciones, dejando una huella importante en el tratamiento de estos padecimientos.

Así, la inteligencia artificial (IA) se hace parte en esta nueva realidad y paradigma, acerca de cómo queremos construir una sociedad, con la ayuda de redes neuronales artificiales las que son una de las principales herramientas utilizadas en el aprendizaje automático, sistemas inspirados en el cerebro que tienen la intención de replicar la forma en que los humanos aprendemos. Son excelentes herramientas para encontrar patrones que son demasiado complejos o numerosos para que un programador humano los extraiga y enseñe a la máquina a reconocer, como hasta ahora lo puede ser Alexa o Siri.

Los rápidos avances en neurociencia y neurotecnología humana abren posibilidades sin precedentes para acceder, recopilar, compartir y manipular información del cerebro humano. Dichas aplicaciones plantean desafíos importantes a los principios de los derechos humanos y de la legislación en general, las que deben prevenir el mal uso o las consecuencias negativas no deseadas. En efecto, y en la voz del neurobiólogo Rafael Yuste, investigador de la Universidad de Columbia que, en su visita al Instituto de Investigación en Derecho de la Universidad Autónoma de Chile, señaló que se han logrado identificar cinco neuroderechos que resultarán vitales en el esfuerzo por proteger el cerebro humano

  1. Derecho a la privacidad mental.
  2. Derecho a la identidad personal.
  3. Derecho al libre albedrío.
  4. Derecho al aumento de la neurocognición.
  5. Derecho a la protección de sesgos.

Probablemente sea la posibilidad del actual y futuro neurolawyer, a trabajar y desempeñar su ejercicio profesional desde el campo interdisciplinario que vincula el cerebro con la ley, facilitando el camino hacia una mejor comprensión del comportamiento humano para regularlo con precisión mediante la incorporación de los logros de la neurociencia, como evidencia y prueba en los análisis jurídicos.

La revista Knowable Magazine sostiene que en EE.UU ya existen abogados que trabajan en casos civiles y que por medio de pruebas documentales, aportadas al proceso, introducen imágenes cerebrales cada vez más rutinariamente para argumentar que su cliente ha sido lesionado o no, también jueces quieren saber de qué manera las imágenes cerebrales podrían establecer la edad mental de un acusado y para ambos que se proporcionen pruebas de detección de mentiras más confiables o revelar de manera concluyente cuándo alguien está experimentando verdadero dolor o si está simulando es una búsqueda en la que se encuentran. 

Hoy y mirando hacia el futuro, los/as neurolawyers son y serán quienes logren comprender el comportamiento humano con una visión integral desde la neurología, psiquiatría, neuropsicología clínica, IA y el derecho, en consecuencia, desempeñando la profesión de la mano de otras ciencias que hasta hace algunos años pensábamos que no tenían un punto de encuentro como el que tiene ahora y seguirá teniendo.